lunes, 22 de marzo de 2021

¿Cómo actuar con niños/as con tendencias violentas?

ORIENTACIONES PARA ACTUAR CON NIÑOS/AS CON TENDENCIAS VIOLENTAS:

A continuación se ofrece recomendaciones generales sobre el manejo de la conducta violenta que presentan algunos/as niños/as. Esta guía puede ser útil para padres, maestros/as y otros/as personas adultas que tengan que relacionarse con niños/as con esta tendencia.

Todos los/as niños/as en algún momento han empujado a otro/a niño/a, han dado una patada a algún objeto cuando no consiguen lo que quieren, etc. Sin embargo, un/a niño/a que tiene un problema o trastorno de agresividad presentará algunas de las siguientes características:

  • Con frecuencia se enfada intensamente.
  • Es extremadamente irritable o impulsivo y tiene problemas para mantener la concentración.
  • Se frustra fácilmente.
  • Ataca y combate físicamente a otros niños o adultos.
  • Con frecuencia es perturbador.
  • Tiene un mal rendimiento en la escuela o no puede participar en el aula u otras actividades organizadas.
  • Tiene problemas para actuar de forma correcta en situaciones sociales y hacer amigos.
  • Discute o pelea continuamente con miembros de la familia y no acepta la autoridad de los adultos.
  • Inevitablemente desafía a la autoridad y se niega a obedecer las reglas.
  • Niega frecuentemente la responsabilidad de su mala conducta y culpa a los demás.
Un/a niño/a agresivo/a actuará de esa forma en más de un ámbito de su vida: en la escuela, casa, eventos sociales, competiciones deportivas, etc. Y aunque en la mayoría de los casos los/as niños/as se vuelven agresivos/as porque han sido testigos de la agresión de otros/as, algunas causas del comportamiento agresivo pueden ser:
  • Dificultades familiares. Las peleas, problemas o cambios en el hogar de un/a niño/a le generan estrés, haciendo que pueda reaccionar de forma agresiva, especialmente si ha visto previamente a alguien de su familia comportarse así.
  • Trastorno del aprendizaje. Si el/la niño/a tiene un problema que le dificulta leer, escribir o entender el lenguaje puede descargar su frustración mediante la agresión.
  • Problemas neurológicos. A veces la agresividad se debe a alguna afectación neurológica.
  • Trastornos de conducta. Algunos niños con trastornos de conducta también presentan conductas agresivas o trastorno oposicional desafiante.
  • Trauma emocional. La violencia en el hogar o el abuso sexual pueden generar ansiedad intensa, miedo y depresión. Hay niños/as que encuentran en la agresión un modo de liberar esa ansiedad.
  • Exposición a programas de televisión, series, películas y/o videojuegos violentos. Muchos expertos opinan que ser testigo de violencia en la pantalla puede producir agresividad de forma temporal en niños/as.
Para saber cómo actuar ante la agresividad en niños de 6 a 12 años, lo primero es no ponerse agresivo. Golpear, gritar o tirar objetos cuando el/la niño/a te lleva al límite no solucionará el problema. Simplemente le dará un ejemplo de cómo actuar de forma agresiva. Demuéstrale que puedes controlar tu temperamento y así le ayudarás a aprender que él puede controlar el suyo.

Debes intentar enseñar al niño/a a reconocer y comprender sus emociones y guiarlo hacia formas aceptables de mostrar la ira, el miedo y la desilusión. Algunos consejos que te pueden ayudar son:
  • Responde de inmediato ante una conducta agresiva: No esperes a que el/la niño/a acabe por ejemplo pegando a su hermano/a por segunda vez para decirle que ya basta. El/la niño/a debe saber al instante cuando ha hecho algo mal. Puedes intentar “time-ins”: para de hacer lo que estés haciendo y pídele al niño/a que se siente y permanezca en silencio. Abrázalo o tócalo de forma cariñosa, si el/la niño/a te lo permite. Después de unos minutos en calma, habla brevemente sobre lo que pasó. Luego simplemente reanuda tus actividades. (Esta técnica puede usarse en vez de mandarle unos minutos a su habitación: time-outs).
  • Intenta sosegarte: Una vez que el/la niño/a se haya calmado es bueno hablar sobre lo sucedido, pero antes de que se olvide del episodio, lo ideal sería un par de horas después. Trata de calmar y revisar suavemente las circunstancias que llevaron a ese comportamiento agresivo. Pídele que explique qué lo desencadenó. Enfatiza que es perfectamente normal enfadarse, pero que no está bien mostrarlo de esa forma: golpeando, dando patadas o mordiendo. Sugiere mejores formas de responder, por ejemplo, expresando verbalmente su emoción o alejándose de la situación o de la persona para que tenga tiempo para calmarse y pensar en qué hacer.
  • Disciplina consistente: En la medida de lo posible, debes responder a cada episodio agresivo de la misma manera. Con el tiempo, tu respuesta consistente a este tipo de conductas establecerá un patrón que el/la niño/a reconocerá. Finalmente, el/la niño/a internalizará ese patrón y anticipará las consecuencias antes de actuar, este es el primer paso para regular su propio comportamiento.
  • Promueve el autocontrol: En lugar de darle atención al niño/a solo por ser malo/a, trata de hacerle ver lo momentos en los que es bueno. Enfatiza que el autocontrol y la resolución de conflictos son habilidades que necesitará para tener éxito y ser querido/a ya sea en el ámbito educativo o laboral. Si al niño/a le cuesta avanzar en este tema, puedes recompensarlo cada vez que logra controlar su temperamento. Puede ser tan simple como tener un tiempo extra contigo. Lo importante es que el refuerzo sea algo que él/ella quiera.
  • Hazle responsable: Si el/la niño/a daña la propiedad de alguien, debe de saber que hay que corregirlo. Es importante que el/la niño/a entienda que no se trata de un castigo sino de la consecuencia natural de un acto inadecuado hacia otra persona.
  • Edúcale para no actuar de forma agresiva: Muéstrale que reaccionar de forma agresiva es algo inadecuado porque daña o afecta a otras personas. Es bueno realizar ejercicios de supuestas situaciones para ir mostrándole cómo los actos de cada uno/a afectan a otras personas y desarrollar empatía.

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